19.6.10

dejá de meterte autogoles, carajo.


nos conocimos el ocho de agosto del dos mil cinco.
cada cierto tiempo desde entonces que me tengo que
repetir a mi misma: sin expectativas no hay desilusiones.

mi problema es que no hago las cosas como debería.
me ilusiono por cosas que no prometen y espero cosas que no llegan y
busco compartirlo todo. sin preguntarte. todo lo mío es nuestro, por default.

y está mal. creo que me precipité en la donación de organos.
y no, lo mejor es no ir donando tu corazón hasta que te mueras.

esta semana estuve muy vulnerable. tu no lo entenderías. es como si tuviera síntomas pre-menstruales que nomás no se van. que porque camerún perdió el partido y me da mucha melancolía por todos ellos, que porque el pinche derrame de petróleo, que porque mi mamá, que porque mi papá, que porque mis abuelitos. que porque si, que porque no, que porque quien sabe. que porque no fui a una fiesta hace tres años por quedarme en casa a escribirte una carta y tal ves, solo tal ves, en esa fiesta pudo pasar algo grande, tan grande que sería la historia favorita de mis nietos cada que fueran de visita.

pero lo bueno es que la lluvia lo lava todo.
o eso crees tú. o eso quiero creer yo.

sólo por el hecho de que está lloviendo.


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