no se, en mi afán desenfrenado por dejar de escuchar los ronquidos del viejito que va a mi lado en el autobús, no dejo de repetir nuestras conversaciones en mi cabeza. me esfuerzo por acordarme que fue lo último que te dije y no puedo. empiezo a leer otra vez sin lograr pasar de página porque al tercer párrafo ya estoy divagando otra vez. me distraes. no se decirlo. miro por la ventana, cambio de canción, dejo a un lado el libro, me muerdo las uñas, miro por la ventana, cuento los lunares que forman como una constelación en la cabeza calva del viejito que ronca, pierdo la cuenta, miro por la ventana, abro de nuevo el libro y lo hojeo como queriendo descubrir algo entre líneas, algún secreto.. miro por la ventana. cambio de canción y cierro el libro de nuevo para leer mejor un artículo sobre el deshielo, pero es inútil. estoy muy dispersa y mi cabeza que no deja de darte vueltas, de sacudirte y de repetirme como disco rayado las últimas tres conversaciones para auto convencerme de que.. no se, no se decirlo. también asi es por dentro. puro desorden de letras y nudos, cadenas invisibles que me atan, una linea entre nadie y yo.
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